APUNTES SOBRE LA EVOLUCIÓN DE UN PROYECTO INTEGRADOR

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Corría el mes de Abril de 1958, hacía poco tiempo que una familia del barrio de Caballito de la Capital Federal se había mudado a Castelar, provincia de Buenos Aires, gracias a que hizo realidad aquello del “sueño de la casa propia”, a partir de un terreno comprado con gran esfuerzo económico y una casa edificada “desde cero”, a partir de enero de 1957, con un préstamo del Banco Hipotecario Nacional.

Justamente, si bien los recursos económicos eran escasos, la buena administración de los mismos, por parte de esa familia, hizo que hubiera un “plus” en las cuentas, que fue aprovechado para solventar la compra de un Televisor (todo un lujo en aquella época y al mismo tiempo todo un acontecimiento para esa familia y sus vecinos). En esos primeros años de la televisión argentina, existía solamente en la zona (Área de la Ciudad de Buenos Aires y alrededores) el canal 7 de televisión, como única emisora “para elegir”.

Ocurrió que, a uno de los integrantes de esa familia, atraído por la “magia” de la radio y la televisión de ese entonces y con la inquietud por develar el “misterio” de cómo funcionaban esos aparatos, este “acontecimiento” lo impactó de tal manera que contribuyó para que diera los primeros pasos para indagar en el tema técnico del mundo de las telecomunicaciones, específicamente.

Él estaba más “conectado” con el instrumento que con el mensaje. Era la etapa de la fascinación por los adelantos técnicos y sus instrumentos más que por sus contenidos. Más adelante, pudo descubrir que también era importante la bondad de los contenidos (pero que, sin los instrumentos, los mismos no iban a poder llegar a la gente...)

Fue así que, a principios de 1961, cuando comenzaba a dar los primeros pasos de un proceso de asimilación de las verdades de la Fe, casi simultáneamente a la “investigación” de las comunicaciones en sus aspectos técnicos, hubo “algo”, por decirlo así, que lo llevó a integrar ambas inquietudes.

En ese momento, se estima que el detonante fue la aparición “en el aire” de las primeras emisiones de prueba (desde la planta transmisora del Edificio ALAS de la Av. Leandro Alem de la Capital Federal) de un cuarto canal de televisión en la zona: el canal 11 de Buenos Aires (para ese entonces, ya habían salido al aire el canal 9, inaugurado el 9/JUN/60, y el canal 13, inaugurado el 1/OCT/60).

A partir del infatigable esfuerzo del Padre Héctor Grandinetti (sacerdote jesuita), al impulsar el canal 11 y lograr su licencia (como medio abierto a la difusión de valores, iniciado en forma independiente), se posibilitó que detrás de ese esfuerzo se “encolumnaran” otros aspirantes privados y así naciera, a través de un decreto de adjudicación del 28/ABR/58, la televisión no estatal como otra alternativa para el televidente.

Años más tarde, como en ese entonces, la factibilidad legal en materia de televisión abierta en la zona, permitió, junto con la factibilidad técnica y económica, no sólo la existencia de otros medios de televisión de carácter “institucional”, sino que, por imperio de las circunstancias de ese momento, también abrió surcos para que otras personas físicas o jurídicas, que no tenían acceso al espectro de radiodifusión, pudieran estar presentes en el mismo.

Es evidente que la Providencia nos conduce por caminos que al principio no son del todo claros para nosotros y que, tiempo más tarde, uno se da cuenta que había un plan, una misión (no sé si grande o pequeña, pero siempre al nivel de lo que cada uno puede hacer).

Fue así que, transcurridos 14 años, y habiendo continuado con las mismas inquietudes mencionadas anteriormente y progresado con sus estudios y experimentaciones (en 1963 obtuvo la licencia de radioaficionado, en 1969 al cursar optativamente la materia televisión en la Facultad de Ingeniería se le abrieron nuevos caminos, etc.), otro tipo de integración hubo en su actividad.

Allá por marzo del año 1972, y luego de que el entonces Párroco de la Parroquia Ntra. Sra. del Rosario de Pompeya de Castelar (Padre Antonio Stakelum, sacerdote palotino ) hacía poco más de un año y medio que había realizado una “llamada general” y él, haberse sentido “personalmente” convocado a colaborar en la guía de Misa junto con otras personas que se sintieron también llamados a hacerlo (habiendo generado vínculos de amistad entre los convocados, conociendo así las respectivas actividades e inquietudes de cada uno), apareció en el atrio del templo una mañana de Domingo uno de ellos - César Atilio Costa – y le dijo: “¿por qué vos que tenés algunas cosas, como cámara fotográfica, grabador, etc., no me ayudas y le ponemos algunas imágenes a un disco del P. Ramón Cue (que tenía un programa en la TV española por ese entonces) y hacemos un audiovisual para convocar a otros jóvenes en la Semana Santa que comienza en unos días?”

Y así fue que empezó a integrar los pocos equipos con que contaba y comenzaron a trabajar en el tema. Fue toda una sorpresa para los integrantes del grupo de jóvenes de ese entonces. Increíblemente, pese a la precariedad de los elementos y el poco tiempo con que contaban, tuvo más impacto de lo esperado. Siempre bajo la inspiración artística (y sobre todo espiritual) de César, continuaron con esta “aventura” junto con los demás integrantes del grupo juvenil (ya conformado con el nombre de “IPSO”), acompañados con la mirada vigilante, y al mismo tiempo amistoso, de los sacerdotes de la Parroquia, especialmente del Padre Antonio.

Más adelante, luego de continuar avanzando con el tema de la comunicación “audiovisual”, hubo otro paso adelante: en el año 1986 (14 años después), ya casado y con tres hijos, se conformó una especie de emisora de TV experimental (a partir de la licencia de radioaficionado) que integraba todos los tipos de formatos audiovisuales (diapositiva de 35mm., cine súper 8, video VHS y Betamax, cassettes, etc.), como continuidad de lo elaborado anteriormente en materia audiovisual.

De esta manera, se configuró un formato “electrónico”, apto para poder emitirlo al aire. Allí nació la palabra “TELEMISIÓN” que pretendía aprovechar las nuevas tecnologías para llevar a cabo una verdadera “misión a distancia” (accesible fácilmente a todos). Fue asombroso cuando se vieron y escucharon las primeras imágenes y sonidos en las primeras emisiones (que se iniciaron el 15/FEB/86): era posible un sistema de comunicación nuevo, alternativo. Pero eso no era todo.

En efecto, era necesario dar a estas experiencias cierto tipo de “estructura” desde distintos puntos de vista, ya que, más allá de la parte técnica, generar un “canal de televisión” (por más pequeño que este sea), no era tan fácil, especialmente desde el punto de vista legal. Precisamente, dicho proceso, iniciado en 1985, fue continuado con la colaboración del Instituto Superior de Enseñanza de Radiodifusión (ISER), donde, al año siguiente, empezó a trabajar como Ingeniero encargado del área técnica-docente. Fue en ese ámbito que, con las propuestas de estas ideas y experiencias (que daban factibilidad técnica al sistema), efectuadas a unos colegas suyos (que lo alentaron a plasmarlas en un papel), se presentó el proyecto, para todo el país, en el que se describía un posible nuevo sistema de televisión abierta comunitaria, para fines educativos, culturales y de apostolado, que tenía tres etapas de crecimiento (la primera etapa sobre la base de sus experiencias prácticas previas).

Presentado el proyecto, el mismo fue aprobado por el Director de dicho Instituto y a su vez elevado al Interventor del COMFER, el 11/ABR/86. Luego de haber recibido la respuesta del mismo, en el sentido de que, para implementar dicho sistema, habría que esperar un nuevo plan de radiodifusión y una nueva ley de radiodifusión, y después de indagar por distintos lados, se dieron ciertas circunstancias providenciales para que se contactara con un colega, que por ese entonces venía de EE.UU. con una gran noticia: la renovación carismática católica internacional, mediante su Asociación LUMEN 2000 estaba brindando apoyo en todo lo referente a la producción televisiva y se proponía lanzar una señal satelital. La propuesta fue inmediata: ¿por qué no integramos los esfuerzos y aprovechamos este proyecto satelital y el de TV abierta y le damos libre difusión al mensaje del Evangelio?

Así comenzó una nueva etapa (con otro nivel estructural) con informes verbales y escritos, junto con demostraciones prácticas del sistema, donde se quería demostrar la viabilidad del proyecto. Como todo inicio de algo nuevo (la generación de espacios de evangelización a través de la TV abierta) hubo diversos altibajos y vicisitudes después de haberlo implementado en la Parroquia con el nombre de “Emisora Teleducativa Experimental” (EMITEX –TELEMISIÓN), en donde fue clave la intervención del P. Antonio Stakelum (no sólo por su inspiración evangelizadora sino, además, para progresar en los aspectos legales del proyecto).

En efecto, tiempo más tarde, a partir de toda una situación de falta de regulación genérica de este tipo de sistemas abiertos de Radio y TV, que había generado tal respuesta del Interventor del COMFER respecto del proyecto, una Resolución del mismo organismo, elaborada por una abogada comprometida con el tema, basada en el artículo 65 de la ley 23.696, posibilitó que la Iglesia Católica (como institución de carácter público) pudiera tener medios propios de radiodifusión (Radio y TV).

Fue así que, a partir de otra convocatoria personal, la del delegado de MCS del actual Arzobispado de Mercedes-Luján, nació el CANAL 5 SANTA MARÍA, de Mercedes (Bs. As.), como una continuación del proyecto EMITEX-TELEMISIÓN. Fue el primer canal “institucional” de la Iglesia, autorizado por un decreto de 1993, e inaugurado el 15/AGO/94, día de la Asunción de la Sma. Virgen. Nuevamente, el P. Antonio (especialmente en un viaje de Mercedes a Castelar, en el transcurso de la implementación de dicho canal) lo animó a continuar con el proyecto (“¡ánimo y coraje!”).

Para ese entonces, al ser el 1er. canal autorizado a la Iglesia, como Institución, generó evidentemente un antecedente que sirvió para la autorización del canal 43, localizado en Morón, continuación, a su vez, de EMITEX-TELEMISIÓN de la Parroquia de Castelar (esta vez, como canal del Obispado de Morón), a partir de un pedido del 25/JUN/91 (que fue rescatado providencialmente).

Sin embargo ese canal, al haber sido gerenciado por personas que estaban “desconectadas” respecto del proyecto inicial, se estima que fue, en cierta manera, desvirtuado en sus objetivos. A pesar de varios intentos que se efectuaron (reuniones con distintas autoridades, carta documento, etc.), para rescatarlo nuevamente, tuvo que ser abortado para dar lugar a un nuevo canal, esta vez en Capital Federal (el 66 primero y el 21 después).

Pero esto fue casi al final, ya que, en forma previa, a poco de poner en el aire el Canal 5 Santa María (setiembre de 1994), se tuvo que generar una suerte de “patriada” por las Diócesis que tenían jurisdicción en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA), a fin de subsanar la situación generada por ese entonces y así “restituir” un servicio de TV, prácticamente perdido, mediante una nueva autorización, o con la misma, la del Obispado de Morón, transferida a otra jurisdicción eclesial, con un “gerenciamiento” profesional (Productora) y dependencia directa institucional, sin desvirtuar el proyecto (esa era la idea).

Fue así que en un Obispado que tenía jurisdicción nacional se pudo lograr, en 1998, a partir de una solicitud efectuada en 1993, la reserva de una frecuencia (el canal 66) tras un arduo trabajo, ya que, no sólo las frecuencias de VHF (canales 2 al 13) estaban vedadas (como pasó con el Obispado de Morón) sino que las de UHF (canales del 21 al 69), también, ya que estaban asignadas a otros servicios (no abiertos al público en general).

Pero ese no era el único escollo. El Obispado mencionado consideró que tenía que desistir del pedido efectuado en su oportunidad (en 1993), con lo cual se tuvo que efectuar otra “patriada” para evitar que el canal reservado quedara sin titular respecto de la autorización tramitada. Esto último fue un momento crucial. A partir de un análisis de la situación en el área de Buenos Aires y alrededores se vio que no había posibilidad de que ningún Obispado con jurisdicción en la misma se podía hacer cargo de dicha titularidad.

Ante este escenario, y teniendo en cuenta que el Obispo que consideraba que tenía que desistir del pedido efectuado en su oportunidad, pertenecía a la Orden Frailes Menores (Franciscanos), se decidió solicitarle a un sacerdote de la misma Orden, como representante de la Viceprovincia San Francisco Solano, el Padre Luis Raúl Lombardini (pionero en materia de radios comunitarias de FM), sus buenos oficios a fin de llevar a cabo algo que parecía imposible: que el canal esté bajo la titularidad de dicha Viceprovincia.

Por supuesto, esto no parecía muy claro al principio, pero la Providencia tenía caminos que, desde aquí abajo, ni se pensaban antes. Fue así que, a 14 años desde aquel 1986, cuando se conformó como un “proyecto de un sistema de TV abierta”, por Decreto N° 769, del 4/SET/2000, se autorizaba a la Viceprovincia San Francisco Solano, el primer canal de TV abierta (LRL 456 TV CANAL 66) en la Capital Federal, después de 42 años de haberse autorizado el canal 11 de Bs.As. (Como continuación de aquel proyecto del Padre Grandinetti).

En esa noche del 4 de setiembre del 2000, en medio de la alegría por el logro obtenido (dedicado por el P. Luis Raúl Lombardini a San Francisco Solano, que evangelizara con otro “instrumento”, un violín), se descubrió que las letras de la señal distintiva (LRL) del primer canal abierto autorizado en la Capital Federal, en la Banda de UHF, se correspondían con las letras iniciales del nombre y apellido de dicho sacerdote.

En poco tiempo más (alrededor del 29 de noviembre de ese mismo año), en circunstancias que también, se estima, providenciales, se vislumbró la oportunidad de ubicarlo en un mejor lugar en la banda de UHF (el canal 21), el siguiente después del canal 13, ya que los canales 14 al 20 no son asignables en el área.

Tras nuevas peripecias técnico-legales, que están reflejadas en el correspondiente Expediente, como así también en el nuevo decreto que se tuvo que elaborar para hacer efectivo el cambio de canal (Decreto N° 1314 del 23/OCT/01), se pudo alcanzar algo que permitiría en el futuro, como, en su momento, aquel Canal 11 de Buenos Aires y luego el Canal 5 de Mercedes, que otras entidades también pudieran acceder a las frecuencias televisivas, como canales abiertos y gratuitos al público en general.

Pero esto no terminaba aquí. La situación de crisis económica vivida en el país a fines del año 2001, sumada a circunstancias de índole empresarial en el contexto de los medios de comunicación y su evolución tecnológica, hizo que el grupo inicial, conformado como una Productora, si bien se encontraba consolidado con los objetivos fundacionales del proyecto (generación de nuevos espacios en la difusión de valores mediante la TV abierta), ante tal situación imprevista, propusiera una transferencia de acciones a fin de buscar una solución. Pero ante la eventualidad de que se desvirtuara el proyecto, se decidió rescindir de común acuerdo el contrato de producción que se había firmado, a partir de un informe sobre la situación planteada, proponiendo un posible replanteo del acuerdo entre la Productora y la Viceprovincia.

Como lo que se trataba era de que hubiera un acuerdo entre las partes y por lo tanto una continuidad del proyecto, se trabajó arduamente en ese sentido con la colaboración inestimable de personas, comprometidas con el tema, a fin de concretar algo urgente (por los plazos estipulados por el COMFER): poner en el aire el canal.

Mediante arduas gestiones con la Viceprovincia, la Nunciatura Apostólica, la Comisión Permanente del Episcopado, etc., se informó sobre la necesidad de resguardar un espacio de evangelización muy valioso, ganado con mucho esfuerzo, e irrecuperable, si se perdía, en la situación de saturación del espectro de la Radio y la TV.

Finalmente, considerando las alternativas propuestas, y a partir de todos estos esfuerzos, se logró que el Centro Televisivo Arquidiocesano (CTA), perteneciente al Arzobispado de Buenos Aires, se hiciera cargo del canal 21, autorizado por Decreto 1314/01, a partir de una ayuda económica de católicos europeos.

El 1ro. Junio de 2004 el Arzobispo de Buenos Aires dio el “Visto Bueno” a la propuesta de cooperación del CTA. En mayo/junio de 2005 se dio por aprobado el proyecto técnico para el nuevo emplazamiento en el predio del Seminario Metropolitano, en el barrio de Villa Devoto de la Capital Federal y en julio de 2006, habiéndose habilitado el servicio en setiembre de 2005, y tras una emisión de una programación inicial previa, se puso en el aire el canal 21, con el lema “a tu servicio”, para posteriormente, también ingresar su señal al cable y al satélite.

Es de señalar que, más allá de los altibajos que tuvo este proyecto, hubo un “hilo conductor” que en todo momento lo guió. Pero lo seguirá guiando, como desde sus inicios, siempre que cada uno de nosotros nos mantengamos atentos y unidos en un mismo Espíritu.

Fuente: Telemisión21
Buenos Aires, Febrero de 2009

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