LA RADIODIFUSIÓN INSTRUMENTO CLAVE PARA LA EVANGELIZACIÓN

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Desde el año 1986, un equipo multidisciplinario consustanciado con la idea de que la Iglesia Católica en Argentina debía tener medios propios, conformó un proyecto por el cual se pudo lograr la autorización en forma permanente, por parte del Estado Nacional, entre otros medios, un canal abierto, con señal distintiva LRL456 TV CANAL 21 y con titularidad de dicha Institución, en su carácter de Persona Jurídica de Carácter Público, para la región metropolitana de Buenos Aires (hoy Canal Orbe 21, denominado “El canal del Papa”, con cobertura en América y Europa, a través de la red de cables y de la web).

Dicho proyecto se sustentó en un SERVICIO básico: el de la TV ABIERTA (ya sea analógica o digital) para toda la comunidad, en un espectro radioeléctrico administrado por el Estado, pero que se encuentra, actualmente, ante el grave peligro de su extinción internacional, a partir del avance de otros servicios pagos y también debido fundamentalmente por el desconocimiento sobre el tema. En efecto, a fin de evitar tal peligro (lo cual sería irreversible), es necesario conocer ciertos conceptos básicos, a fin de que, en la Iglesia, se conozca esta situación que, por ser de carácter no sólo nacional, sino internacional, es de suma importancia.

Respecto a este tema, es muy fácil comprobarlo: basta con sólo recorrer en la web la situación histórica de la Radiodifusión Televisiva mundial y el peligro de extinción de dicho SERVICIO, a partir de lo debatido desde el 2 al 27 de noviembre del 2015 en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (CMR2015), organizada regularmente por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), considerando, además, ciertos “recortes” anteriores de la banda de UHF para TV ABIERTA, habidos desde la década de los ’80, con el fin de destinar a los mismos, para otros servicios en el ámbito internacional.

En muy breve síntesis debemos considerar que este SERVICIO, el cual es abierto, directo y gratuito, es una base de sustentación muy consistente, ya que implica la posterior existencia de otros medios que distribuyen sus contenidos, siendo el mismo muy congruente con los conceptos esenciales de la Iglesia, en materia de MCS:

1.- Por parte de los “receptores” (Público):
Gratuidad, sencillez y acceso libre al mismo, sin contratos y sin exclusiones de ninguna índole, por parte de un público en general, indeterminado (inclusive los de menor poder adquisitivo), que recibe un servicio por parte de la Iglesia Católica, tan necesario actualmente, sin perjuicio de otros medios de comunicación que tienen otras características.

2.- Por parte del “emisor” (Institución):
Independencia y libertad necesaria, a partir de la titularidad de la asignación de un canal radioeléctrico de TV abierta, completo, pasible de albergar (en un futuro “digital”) distintas expresiones y formatos, dentro de un espectro que es de la comunidad y destinado a dicho servicio, lo que implica tener la propiedad de la planta transmisora, es decir, de su sistema de irradiación inalámbrica hacia los receptores.

Sabemos lo que pasó con la “Radio” cuando nació la “Televisión” (abierta). Se decía que la primera iba a morir. Sin embargo, el servicio de Radio está ahora muy vigoroso, ya que tiene, como medio de comunicación social, identidad propia.

Algo similar sucede hoy con la “Televisión ABIERTA” ante el avance de servicios pagos de otro tipo que, aunque presentan características sumamente valiosas, no tienen ciertas cualidades que sí lo posee, con identidad propia, este SERVICIO de TV ABIERTA, especialmente para la evangelización.

Fuente: Telemisión21
Buenos Aires, 18 de Mayo de 2016

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