CONTINUIDAD CON SUS ORÍGENES

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Cuando se genera un proyecto de un medio de comunicación, o de cualquier otro tipo, pensamos que va a continuar, a través de otra generación, o más también. Pero ocurre que hoy en día las cosas son muy vertiginosas y las circunstancias cambian muy rápidamente, especialmente en esta materia. Sin embargo, si bien pueden cambiar ciertas cuestiones, de ninguna manera se debe modificar la cuestión de fondo: el sentido inicial que se le dio a ese proyecto.

En el caso del Canal Orbe 21 se lo consideró inicialmente como la “asignación”, en el espectro de frecuencias de Buenos Aires, de un espacio (canal 21) perteneciente a la Iglesia Católica, como Persona Jurídica de Carácter Público, destinado a un servicio de radiodifusión televisiva de carácter abierto para el público en general. Pero también se lo concibió, en un aspecto más general, humano y cristiano, como “abierto” en todo sentido, considerándolo, así como una pequeña semilla que iba a crecer desde lo más pequeño.

Conforme a circunstancias de tiempo y lugar, a partir de esa “plataforma”, esta emisora se convirtió en una base de sustentación de otro tipo de servicios de “distribución” que poseen otras características, muy valiosas, por cierto. Fue así que, como algo estructural, creció rápidamente como una “planta” muy frondosa pero que, sin embargo, todavía debe seguir crecimiento en sus raíces, apoyado sobre bases firmes.

Por ejemplo, considerando un “futuro digital”, no nos debemos engañar respecto al tamaño del “espacio” asignado inicialmente en el espectro, el cual es importante ya que puede albergar distintas expresiones de un mismo Mensaje, pero pequeño al fin. Fue logrado esforzadamente a partir de años de trabajo por laicos y sacerdotes concientizados con los motivos que lo llevaron a su autorización, frente a la multiplicidad e inmensa cantidad creciente de medios de comunicación. Debemos cuidarlo sobremanera.

A todo lo largo de dicho proyecto, en la realidad mediática de la época actual, como “sociedad del conocimiento”, se tuvo en cuenta el papel que tiene la Iglesia Católica como Madre y Maestra, anunciadora de un Mensaje distinto para la gente, tan ávida de lo verdaderamente trascendente. En el mundo de hoy, a partir del Concilio Vaticano II, con su documento “Inter mirífica”, como también en los posteriores que tratan este tema, se dio un gran impulso a la extrema necesidad de evangelizar, también a través de los MCS con un lenguaje adecuado a los tiempos en que vivimos.

Debemos hoy en día no descuidar este espacio clave que puede ser “levadura en la masa” en el mundo de hoy, tomando conciencia de lo valioso que es, trabajando sobre todo en común-unión a fin de que haya continuidad en un proyecto que, intuimos, es sólo una parte de algo providencial, mucho más grande de lo que pensamos.

Fuente: Telemisión21
Buenos Aires, 30 de junio de 2016

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